En Norteamérica, Europa y Asia, cientos de millones de personas soportaron condiciones abrasadoras. El enviado especial de Estados Unidos para el cambio climático lo calificó de “amenaza para toda la humanidad”.
Tres continentes se vieron azotados el martes por olas de calor que batieron récords en ciudades de todo el hemisferio norte, menos de dos semanas después de que la Tierra registrara lo que los científicos consideran los días más calurosos de su historia moderna.
En Grecia, los bomberos se afanaron por apagar los incendios forestales, mientras las condiciones de sequía aumentaban el riesgo de más incendios en toda Europa.
Beijing registró otro día de calor de 95 grados, y los habitantes de Hangzhou, otra ciudad china, compararon las asfixiantes condiciones con una sauna.
Desde Oriente Próximo hasta el suroeste de Estados Unidos, los repartidores, los trabajadores de aeropuertos y las cuadrillas de la construcción trabajaron bajo un cielo abrasador.
Los que podían quedarse en casa lo hacían.
Las temperaturas, que afectaron a gran parte del mundo al mismo tiempo, fueron un recordatorio fulminante de que el cambio climático es una crisis mundial, provocada por el hombre:
las emisiones de gases que atrapan el calor, causadas principalmente por la quema de combustibles fósiles.
John Kerry, enviado especial de Estados Unidos para el cambio climático, trató de coordinar parte de la respuesta mundial con el primer ministro chino en Beijing, mientras una ola de calor azotaba una enorme franja de China.
“El mundo espera de nosotros que ejerzamos el liderazgo, especialmente en la cuestión climática”, dijo Kerry a las autoridades chinas.
“El clima, como saben, es una cuestión global, no bilateral. Es una amenaza para toda la humanidad”.
El planeta se ha calentado unos 2 grados Fahrenheit desde el siglo XIX y seguirá calentándose hasta que los seres humanos dejen de quemar carbón, petróleo y gas, según los científicos.
Las temperaturas más cálidas contribuyen a los fenómenos meteorológicos extremos y ayudan a que los periodos de calor extremo sean más frecuentes, más largos y más intensos.
También influye en las condiciones de este año el regreso de El Niño, un patrón meteorológico cíclico que, dependiendo de la temperatura de la superficie del mar y de la presión del aire sobre ella, puede originarse en el Pacífico y tener amplios efectos sobre el tiempo en todo el mundo.
Para cientos de millones de personas, el martes fue difícil escapar del calor.
En Estados Unidos, Phoenix batió el martes un récord de casi medio siglo, con el decimonoveno día consecutivo de temperaturas superiores a los 110 grados Fahrenheit (43,3 grados Celsius).
En el resto del país, se esperaba un empeoramiento de las condiciones de calor y humedad a lo largo de la costa del Golfo y en todo el sureste.
Los incendios forestales continuaron una semana más en Canadá, donde han quemado la friolera de 10 millones de hectáreas en lo que va de año, una superficie similar a la de Kentucky.
A falta de más de un mes para que finalice la temporada alta de incendios, 2023 ya ha eclipsado el récord anual de Canadá, que databa de 1989.
Los incendios también obligaron a evacuar pueblos al sur, oeste y norte de Atenas, quemando unas 7.400 hectáreas de bosque en Grecia a pesar de los bombardeos aéreos de agua para controlar las llamas.
“Hemos tenido incendios, los tenemos ahora y los tendremos en el futuro, y ésta es una de las consecuencias de la crisis climática que vivimos cada vez con mayor intensidad”, declaró el Primer Ministro Kyriakos Mitsotakis en un comunicado.
Mitsotakis interrumpió un viaje para reunirse con líderes europeos en Bruselas con el fin de supervisar la lucha contra el fuego.
También se espera que las autoridades griegas, que abrieron locales con aire acondicionado en Atenas para ofrecer cierto alivio, restrinjan el acceso a la Acrópolis a las horas más frescas de la mañana y la tarde, como hicieron el pasado fin de semana tras el desplome de un turista.
En muchas ciudades europeas, las autoridades han introducido estaciones de refrigeración.
Y conscientes del peligro -más de 61.000 personas murieron en las olas de calor del verano pasado en Europa, según un estudio reciente- han instado a visitantes y residentes por igual a permanecer en casa durante las horas más calurosas del día.
En Roma, donde las temperaturas superaron los 38 grados el martes, las autoridades movilizaron un grupo de trabajo para repartir agua y ayudar a las personas afectadas por el calor en lugares como el Coliseo y los mercados al aire libre.
Del mismo modo, las autoridades japonesas se han apresurado a ayudar a las personas afectadas por el calor:
En un festival celebrado el lunes en Kioto, nueve personas, de edades comprendidas entre los 8 y los 80 años, fueron trasladadas a un hospital cuando las temperaturas rozaban los 38 grados.
En la ciudad de Toyota, en la prefectura de Aichi, donde la temperatura superó los 39 grados, el consejo regional de educación instó a 415 escuelas primarias y secundarias a cancelar las clases de gimnasia y las actividades al aire libre.
Y en China, donde una serie de olas de calor han abrasado el país desde finales del mes pasado, Beijing y otras ciudades han registrado día tras día temperaturas superiores a los 90 grados.
Las centrales eléctricas, por su parte, han batido récords de generación de electricidad, según el diario oficial China Energy News, quemando más carbón para satisfacer la demanda de refrigeración.
China utiliza una cantidad considerable de energía solar, eólica e hidráulica, pero sigue dependiendo del carbón para tres quintas partes de su electricidad.
Algunos internautas de dos provincias, Guangdong y Sichuan, informaron de apagones dispersos esta semana; los medios de comunicación estatales, que suelen tardar en reconocer los problemas energéticos, han guardado silencio sobre los apagones.
Un remoto pueblo del noroeste de China registró el domingo la temperatura más alta jamás registrada en el país:
126 grados.
Para millones de personas del sur y el sudeste de Asia, el calor sofocante comenzó mucho antes del verano. India registró el mes de febrero más caluroso de su historia, después soportó altas temperaturas en abril, cuando 11 personas murieron de insolación en un solo día, y de nuevo en mayo y junio.
Las lluvias monzónicas refrescaron las temperaturas en todo el país sólo en las últimas semanas.
Incluso en regiones donde el calor es normal – y donde los que pueden permitírselo apenas salen en verano – se han registrado temperaturas extremas.
Según los datos meteorológicos, en el aeropuerto internacional del Golfo Pérsico, en la costa suroccidental de Irán, el índice de calor -que mide el calor que hace realmente en el exterior en función de la temperatura y la humedad- alcanzó la extraordinaria cifra de 152 grados a las 12.30 del domingo.
La combinación de 40 grados de calor y aire empapado, con un 65% de humedad, llevó las condiciones en el aeropuerto más allá de lo que los científicos han dicho que los seres humanos pueden soportar normalmente.
En el Parque Nacional del Valle de la Muerte, en California, el termómetro marcaba poco más de 128 grados el domingo.
Valle de la Muerte
Fue en el Valle de la Muerte, la extensión de 7750 kilómetros cuadrados del desierto de Mojave a lo largo de la frontera entre California y Nevada, donde se registró la temperatura más alta jamás alcanzada en la Tierra, según la Organización Meteorológica Mundial. En 1913, en Furnace Creek, California, la temperatura alcanzó los 56,6 grados.
En los últimos años, los termómetros allí se han acercado, alcanzando los 54,5 grados en 2020 y 2021, y los meteorólogos advirtieron que podría acercarse a la marca de nuevo este verano.
Pero al menos esta semana, el Servicio Meteorológico Nacional pronosticó que las temperaturas en el parque nacional deberían bajar, relativamente hablando, a 50-51,5 grados.
