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La gestión anterior dice que los depósitos donde aparecieron los cajones abandonados estaban clausurados desde 2013, cuando fue la trágica inundación.
Después del espantoso hallazgo de ataúdes arrumbados y bolsas de residuos con restos óseos humanos, en el cementerio de La Plata, las autoridades informaron que intentarán identificar los cuerpos para su inhumación. Además, iniciaron un minucioso procedimiento administrativo para derivar todo a la Justicia penal.
El martes, en una auditoría dispuesta por la nueva gestión de la Municipalidad de La Plata, en la necrópolis encontraron 501 cajones cerrados abandonados y hasta el miércoles no se sabía qué había en el interior.
El relevamiento ordenado por intendente Julio Alak (UxP) descubrió también 200 bolsas con restos óseos de personas que –se presume– estuvieron inhumadas en tierra.
Existen varias hipótesis para explicar este descubrimiento macabro. Los responsables de la gestión anterior (Julio Garro, de JxC, de 2015 a 2023) aseguran que los sitios donde los encontraron estuvieron clausurados desde abril de 2013, cuando se registró la inundación que afectó casi el 40% de la ciudad y terminó con –al menos– 89 víctimas.
Es que entonces, la Justicia inició una investigación paralela a la que hizo el gobierno provincial porque sospechaba que había más muertos que los informados por los funcionarios bonaerenses. Entonces, dicen quienes tuvieron el manejo del cementerio los últimos ocho años, “estaban los sitios clausurados por orden judicial. Nadie podía entrar. Nosotros no lo hicimos”.
Argumentan que el entonces juez en lo contencioso administrativo, Luis Arias, dirigía parte de la tarea investigativa desde esos espacios del cementerio. Arias ahora es funcionario del gobierno de Alak: secretario de Coordinación Municipal.
“Según datos recabados entre el personal, Arias trabajó allí después de las inundaciones. También la profesora Claudia Carlotto (ex directora Nacional de Derecho por la Identidad) trabajó ahí y esos lugares fueron desarrollados como depósito en las gestiones anteriores porque no había espacio. Cuando asumimos se hizo un acta informando eso, pero en la gestión anterior no se utilizaron esos lugares”, dijo a Clarín un ex funcionario de la administración de Garro.
Norberto Gómez, el secretario general de la comuna, dijo que “cuando entramos al lugar había un gran deterioro general. Pero nunca imaginábamos encontrar esto”, y consideró que hubo un “desprecio por el derecho a tener un lugar digno de muerte para recuerdo de los familiares”.
La tarea que iniciará la comuna tiene el apoyo de la dirección de Personas Desaparecidas del Ministerio de Seguridad. Allí está el experto Alejandro Incháurregui, ex integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que tuvo activa intervención en la identificación de asesinados por la dictadura cívico militar de 1976-1983.
“Se pondrá en marcha un trabajo exhaustivo en cada depósito, separando los cajones para encontrar información específica que permita realizar los procedimientos tendientes a establecer el lugar de inhumación original para luego proceder a la reinhumación de los restos”, explicaron en el municipio.
La fiscalía a cargo de Cecilia Corfield recibió la denuncia para que se determine la posible existencia de un delito de acción pública. Aún no tiene carátula la causa. Y todavía la funcionaria judicial no adoptó acciones y tampoco ordenó procedimientos, según dijeron en Tribunales a Clarín.
La fiscalía tiene previsto esperar que culminen los trámites administrativos municipales.
El cementerio de La Plata ocupa casi 30 hectáreas en la zona sur de la ciudad. El ingreso principal está sobre el final de la diagonal 74, en el cruce con las avenidas 72 y 131. Pero se extiende hasta la calle 76 y hasta la avenida 137.
De acuerdo con el relevamiento que hicieron los auditores esta semana, en un primer depósito se hallaron 16 cajones de madera con una protección interior metálica que indicaría que su procedencia pudo ser de una bóveda o de un nicho. Desde el municipio explicaron que las identificaciones de cada cajón habían sido suprimidas y que no tenían las chapas que contienen la información.
En un subsuelo se encontró un olor fuerte y nauseabundo, además de féretros en el piso con agua estancada.
En otro depósito registraron tiradas 200 bolsas de consorcio negras con restos óseos, muchas sin estar identificadas con nombre, nicho, ni ubicación catastral, y otros 15 cajones féretros de madera.
En el segundo piso del edificio, los encargados de realizar la auditoría encontraron cientos de féretros de personas adultas y 22 correspondientes a niños, ya que tenían la identificación de “angelitos”. Allí también había más bolsas de consorcios con restos óseos y huesos desparramados por el piso.
Hubo otro espacio usado como depósito donde había cuatro lugares separados con más de 107 ataúdes apilados en desorden y más bolsas negras de consorcio con restos humanos.
La Plata. Corresponsalía
MG
