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Sociedad

Paro de colectivos: colegios sin clase, gastos inesperados y miles de varados en la Ciudad y el Gran Buenos Aires

Mucha gente tuvo que gastar $ 3.000 pesos o más para trasladarse. En muchas escuelas no hubo clases.

“¿Cómo hiciste para llegar?”. Puede que esa sea la pregunta más escuchada este viernes en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Es que viajar se volvió imposible o una verdadera odisea para quienes, a fuerza de horas de espera y gastos extra, lograron cumplir con el viaje.

Un paro de colectivos y una medida de fuerza sorpresiva en el Tren Sarmiento por parte de empleados jerárquicos que reclaman la homologación del Convenio Colectivo (firmado en enero de 2022), dejó sin poder viajar a millones de pasajeros. No quedó más alternativa que improvisar para poder llegar al trabajo o volver a casa después del turno nocturno.

En la estación de tren de Ramos Mejía, pasadas las 8.30, se presentó una de esas “alternativas”, que a veces no son nada seguras. Un micro blanco, sin patente, de los que se usan para trasladar a la gente a las marchas, se acercó sobre la avenida Rivadavia a un grupo de personas que estaba a la espera del reinicio del servicio junto a los molinetes.

El paro del tren Sarmiento también generó complicaciones y se sumó al caos por el paro de colectivos.El paro del tren Sarmiento también generó complicaciones y se sumó al caos por el paro de colectivos.

Pero uno de los hombres arrepentidos, de unos 60 años, decidió volver a subir al micro cuando ya había arrancado. La caída parecía inminente porque el chofer jamás frenó. De hecho, varias mujeres gritaron para advertirle, pero ese viaje, de milagro, no fue una tragedia.

“Mi encargada me dijo que ya no vaya. No me quiere pagar el remis. Me avisó que después recupero las horas de hoy”, contaba una mujer que trabaja en el área de limpieza del shopping de Liniers. Ella llegó a la estación de Ramos sabiendo del paro pero se quedó esperando porque estaba el rumor de que “el tren en cualquier momento pasa”. Finalmente, el paro del Sarmiento se levantó y los trenes volvieron a funcionar después de las 10 de la mañana.

María Capelli (37) y Tamara Bladsin (55) también esperaban esperanzadas en ese molinete. “Estoy escuchando en la radio que se levantó el paro. Me quedo a esperar”, dijo María, que trabaja en un local de peluquería. “Yo me parece que me voy a tomar un café enfrente y vuelvo cuando se levante en serio”, respondió Tamara.

Al final, las dos se quedaron y, resignadas ante el alto costo del viaje vía app, se fueron en distintos Uber. El costo de ese traslado hasta el centro de la ciudad es de unos $ 3.000.

El paro del Sarmiento se sumó al de colectivos y los pasajero cortaron las calles en Pueyrredón y Rivadavia. Foto Luciano ThiebergerEl paro del Sarmiento se sumó al de colectivos y los pasajero cortaron las calles en Pueyrredón y Rivadavia. Foto Luciano Thieberger

“Caminé desde el Parque Las Heras hasta Plaza Miserere y no sale el tren todavía. Malestar, indignación, no sé qué decir”, narraba una mujer que había terminado su jornada laboral como cuidadora en una residencia para adultos mayores y no tenía ni colectivos ni trenes saliendo de la estación de Once. “Estoy desde las 6.30 de la mañana, son las 10. Así nos tratan a los trabajadores”, decía un hombre a su lado.

La suspensión del servicio de colectivos la llevó adelante por el sector oficialista de la UTA. Con Roberto Fernández a la cabeza, la protesta comenzó en los primeros minutos del viernes. Antes la opositora lista Azul del gremio, liderada por el Miguel Bustinduy, había arrancado su propia medida de fuerza a las 16 del jueves.

A las 11.30 de este viernes está pautada la reunión entre UTA y las cámaras en Transporte, que dicen que el dinero depositado por el Gobierno no alcanza para pagar la paritaria acordada. Mientras, el desconcierto de los pasajeros en el AMBA llegaba a su pico.

“Vamos a hacer todo el esfuerzo posible para que el paro se levante esta tarde. Los salarios está abonados y en la cuenta de las empresas, así que tienen que transferirse a los trabajadores”, dijo el ministro de Transporte, Diego Giuliano. Y agregó que tienen una resolución firmada para reconocer el aumento de costos de prestación del servicio y hacer los ajustes correspondientes. También instó a las empresas a “pagar los salarios de acuerdo a la paritaria y al dinero que ya depositó el Gobierno”.

Por su parte, la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, adelantó que se sancionará a las compañías de transporte que no hayan transferido el dinero de haberes a sus empleados. “Se multará a las empresas y se va a hacer la denuncia por retención indebida de haberes”, dijo la funcionaria.

¿Los motivos de la protesta? Olmos la llamó “un lockout patronal para que se peleen trabajadores contra trabajadores”. Sostuvo que “hay un sector del ámbito patronal que lo está impulsando con una motivación económica y política, saben el nivel de daño que generan”.

Sumado a los pasajeros que no podían llegar o volver de sus trabajos, las madres y los padres también se vieron conflictuados respecto a las clases de sus hijos.

En un colegio secundario privado de Saavedra, por ejemplo, firmaron una autorización para que los chicos pudieran irse en caso de que los docentes no llegaran por el paro de colectivos. Pero a media mañana los llamaron para que fueran a buscar a los alumnos porque la mayoría de los docentes no pudo ir a trabajar por el paro.

La situación se repitió en otros colegios de la Capital.

En algunas secundarias porteñas de gestión pública y luego de reclamos de las familias porque en otras oportunidades no avisaron qué hacer, en la noche del jueves circularon mails desde los directivos avisando que, dado el paro nacional de colectivos previsto para el viernes y considerando los antecedentes de medidas semejantes levantadas a último momento, “en caso de confirmarse el paro”, la escuela “no podrá garantizar el normal funcionamiento”.

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