-
Estudió en una facultad de La Habana.
Le dicen “el cubano”, pero Homero Giles nació hace 43 años en Ituzaingó, provincia de Corrientes. El apodo tiene que ver con su recorrido académico: se graduó en la Escuela Latinoamericana de Medicina, de La Habana y se especializó en emergentología.
También podrían apodarlo “brasileño”, porque en su verba prevalecen algunos rastros del idioma portugués. Es que hasta los 17 años vivió en San Pablo. Llegó hasta allí por una decisión familiar no del todo voluntaria. Sus padres se exiliaron, perseguidos por la dictadura militar. Aún viven allá.
Giles ahora reside en la capital provincial. Tiene dos hijas y antes también se desempeño como agente del hospital Santogianni y de la UPA (Unidad de Pronta Atención) de Los Hornos (66 y 152).
“Mis padres y mis abuelos siempre militaron. En mi casa la política formaba parte de la rutina familiar”, recuerda este médico que ahora tiene que administrar un volcán que está en permanente erupción: el IOMA, la obra social de los empleados bonaerenses, cada vez más expuesto a conflictos por deficiencias en el servicio y reducción presupuestaria.
Hincha de Racing y referenciado en el kirchnerismo, cuando volvió al país se incorporó a los equipos de profesionales de la Fundación Soberanía Sanitaria, una entidad dedicada a la formación e investigación para “un sistema de salud más justo e inclusivo”. Es la usina de ideas sanitarias de La Cámpora. Una ONG presidida por Nicolás Kreplak, el ministro de salud provincial, y tiene como consultor académico al diputado y ex ministro de Cristina Fernández (y también de la Provincia), Daniel Gollán.
Estuvo en Salud de Nación, en la subsecretaría de Prevención y Control de Riesgos, en el gobierno de Cristina Fernández (2015/2019). Fue ese vínculo el que lo llevó a la conducción de IOMA en diciembre de 2019, cuando asumió Kicillof.
Resultó una gestión controvertida. Asumió –según sus propias declaraciones- con un rojo de 6.000 millones de pesos y deudas por casi el doble. “El instituto está destrozado”, alertó casi desde el dia uno.
Luego se registraron enfrentamientos con las clínicas por una presunta idea de “estatización” del sistema sanitario privado, golpeado entonces por la pandemia de Covid. Confrontó con algunas asociaciones médicas después de denunciar casos de sobrefacturación y otras irregularidades en las liquidaciones a la obra social.
Además, avanzó con la idea de habilitar clínicas administradas por IOMA. Instaló un hospital propio en Temperley, abierto a todos los pacientes, afiliados o no a la entidad. “Es un convenio con un privado. No construimos ni compramos, pero pusimos el primer policonsultorio propio. Y dicen que yo soy el cubano, pero hago convenios con los privados. Eso no es muy comunista, es muy peronista. Y por primera vez damos prestaciones gratis”, ironizó Giles en una entrevista.
Tuvo otra disputa con los médicos platenses, que cortaron el servicio en 2021. Promovió la “libre elección” de los afiliados para que opten por médicos en forma directa, sin intervención de la Agremiación. Fue una decisión heterodoxa que derivó en más protestas.
Ahora atribuye a las políticas “de liberalización total de la economía” y a los “incontrolables costos de medicamentos y otros precios del sistema de salud”, la actual crisis de la obra social que tiene 2,3 millones de afiliados. Es la explicación que dio en la Legislatura cuando lo convocaron por las quejas de los bonaerenses que no pueden atenderse con IOMA.
“El instituto había mejorado la cobertura, ampliado e incorporado otros beneficios en 2023. No hicimos ajuste. Nos expandimos, pero sin recursos y con ajustes como los que esta sometiendo Nación a Buenos Aires hoy es imposible mantener las prestaciones”, les explicó a los legisladores.
La Plata. Corresponsalía
PS
