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Espectaculo

Murió Tony Bennett a los 96 años, una de las grandes voces de la música de Estados Unidos

Dieron la trágica noticia hoy. Su último concierto fue hace un año, cuando decidió retirarse a los 95 años.

Tony Bennett, una de las grandes voces de la música estadounidense, murió este viernes en la ciudad de Nueva York, donde había nacido hace 96 años

El prolífico y carismático artista, que grabó con grandes figuras del jazz como Stan Getz, Art Blakey y Count Basie.​ se mantuvo activo hasta el año pasado, cuando se retiró de los escenarios a los 95 años.

La definición la dio Marina Zucchi, periodista de nuestro diario, hace algún tiempo cuando Tony Bennett se aproximaba -en la plenitud- a su 90° cumpleaños y lo entrevistó:

“Según la crónica más popular del mundo, Sinatra engripado era ‘una Ferrari sin gasolina’ habrá que escribir que Tony Bennett con catarro es una versión maravillosa de supervivencia. Esquivar la pobreza infantil, la Segunda Guerra Mundial en combate, la quiebra después del éxito, una sobredosis, una depresión y atender por teléfono desde Nueva York y decirle al periodista: Créame que todavía estoy aprendiendo…”.

Una imagen normal. Tony Bennet posando con uno de los tantos Premios Grammy que ganó. Foto AFPUna imagen normal. Tony Bennet posando con uno de los tantos Premios Grammy que ganó. Foto AFP

Pero así era Tony Bennett en estos años en los que aún seguía cantando y ofreciendo sus maravillosos shows.

El último gran crooner

Definido por otros como “el último crooner”, también era el superviviente de aquella generación en que las canciones de los Sinatra y compañía deleitaban multitudes.

Pero Tony Bennett no se había quedado en aquel tiempo, aunque su impronta jazzera nunca se perdió. Con una carrera manejada en las últimas décadas por su propio hijo, se había acercado al sonido, estilos y gustos de nuevas generaciones.

Ya pasados los 90, siguió en una gira increíble, grabando con Lady Gaga. “Me encantó trabajar con ella. Recuerdo que primero grabamos Lady is a Tramp. Lo pasamos tan bien, que decidimos seguir juntos”.

Esta producción de Duetos II complementaba su fabuloso An American Classic, que -en 2001- había grabado junto a otros colosos: Paul McCartney, Elton John, Elvis Costello, James Taylor, Barbra Streisand, Diana Krall, Stevie Wonder.

Tony Bennett y Lady Gaga. Arrancaron haciendo un dueto para un disco, pero les gustó y siguieron juntos. Foto AFPTony Bennett y Lady Gaga. Arrancaron haciendo un dueto para un disco, pero les gustó y siguieron juntos. Foto AFP

Claro que allí su hit I Left my Heart in San Francisco, de Cross y Cory, la hizo solo, en una conmovedora interpretación acompañado por el pianista Bill Charlap. Era el tema que lo había lanzado definitivamente a la fama en 1961.

“La suave melodía de un tiempo que se resistía a morir”, definió esa maravillosa canción.

Un poco de historia

Tony Bennett y Lady Gaga – I’ve Got You Under My Skin

La interpretación de la leyenda con una de las grandes voces del siglo 21.

Anthony Dominick Benedetto nació en Astoria, Nueva York, el 3 de agosto de 1926. Perdió a su padre cuando apenas tenía 9 años y en aquellos tiempos de la Gran Depresión, el arte le llegó por la vía de sus tíos (uno de ellos, bailarín). Tony pudo estudiar música y pintura. Y se dedicó a ambas actividades (triunfó como cantante, pero nunca dejó de pintar, firmando como Anthony Benedetto).

“Empecé entreteniendo a mi familia, mientras mis tíos tocaban la guitarra. Crecí en una época en la que todos éramos pobres, fue muy difícil. Pero nunca lo olvidé, por eso es bueno ayudar a la gente y recordar los comienzos. Así tu vida será mejor”, fue uno de sus lemas.

Al principio se presentó como Joe Bari en clubes y casinos de mala muerte, frecuentados por inmigrantes y sus hijos.

Tony Bennett. Para Frank Sinatra, era el mejor cantante. Foto AFPTony Bennett. Para Frank Sinatra, era el mejor cantante. Foto AFP

La leyenda indica que el “toque de suerte” fue cuando, en una de esas noches, Bob Hope lo descubrió y prometió ayudarlo. También, fue quien le indicó que se llamaría, artísticamente, “Tony Bennett”. Le gestionó su primer contrato con la Columbia, el sello con el que seguiría por varias décadas. Y grabó el primero de sus dos LP con la orquesta de Count Bassie, siendo así -toda una revolución para la época- el primer cantante blanco que actuaba con una orquesta afroamericana.

Sus primeros éxitos también se asociaron a grabaciones con aquel fabuloso pianista llamado Bill Evans. Y decía que, para cantar, se inspiraba en los instrumentistas del jazz.

“Era más interesante fijarse en ellos porque, si te dejabas influir por los cantantes, ibas a parecer uno más y no tendrías identidad propia”. Citó co,o sus referentes al pianista Art Tatum “por su virtuosismo y musicalidad” y al saxofonista Stan Getz “por la dulzura de su sonido”. Admiraba a los grandes artistas como Chaplin, Judy Garland, Fred Astaire.

Un joven Tony Bennett. Peleó en la Segunda Guerra Mundial y fue aicto a la cocaína. Se sobrepuso a todo. Foto APUn joven Tony Bennett. Peleó en la Segunda Guerra Mundial y fue aicto a la cocaína. Se sobrepuso a todo. Foto AP

Convivió con los años del gran Frank Sinatra pero este, a la vez, no se cansó de elogiarlo: “Tony es el mejor cantante en nuestra industria y el mejor exponente de una canción”. Tony, a su vez, lo consideraba un maestro y lo llamaba “Teacher”.

En definitiva, Tony Bennett era producto de una época que él mismo definió así (en una entrevista para el diario español El Mundo hace pocos años): “Entre los años ’20 y ’40 se vivió una edad de oro. Un grupo excepcional de maestros artesanos escribía canciones. Cole Porter, Duke Ellington, los Gershwin, Irving Berlin. Crearon un tesoro que se convirtió en el Gran Cancionero Americano. Y cuando empecé, mi premisa era desarrollar ese catálogo”.

Venía con esa impronta -jazz y más allá del jazz- alcanzando la cima de la fama con la citada grabación de I Left my Heart in San Francisco, en el Hotel Fairmont, de San Francisco, en 1961: un ex barítono llamado Douglas Cross y George Cory, asistente de Menotti, le habían acercado la partitura.

Tony Bennett, una leyenda de la música, murió a los 96 años. Foto AFPTony Bennett, una leyenda de la música, murió a los 96 años. Foto AFP

Los malos momentos

Después vinieron los tiempos difíciles. Al querer modernizar su repertorio, dio un portazo a la Columbia y trató de tener un camino propio. Pero también se vio atrapado por la cocaína -estuvo a punto de morir por sobredosis- y perseguido por Hacienda, que quería cobrarle impuestos impagos.

Volvió de todo ello, sobre todo cuando su hijo Danny rediseñó su relanzamiento: discos conceptualmente fuertes, apariciones en los principales shows de TV, aproximación a MTV y a los nuevos medios.

Hasta los errores más grandes de mi vida, me sirvieron para convertirme en la persona que soy. Y me siento afortunado por haber vivido mis dos grandes pasiones como la música y la pintura”, contó.

Cuando le consultaron -reiteradamente- por el secreto de su vigencia y por mantener el espíritu joven, pasados los 90 años, respondió: “No hay que pensar en el pasado, ni darle vuelta a los errores. Pensar en el futuro me ayuda a mantener un mínimo de estrés. Y siempre recuerdo lo que me dijo Pau Casals: cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo”.

Su paso por la Argentina

Enn diciembre de 2012, Tony Bennett cantó en la Argentina, más precisamente en el Teatro Gran Rex. Fueron 70 minutos de música impecables, entonó 25 clásicos, entre ellos uno que había popularizado Frank Sinatra, Fly me to the Moon, en una versión a capela estremecedora.

Tony Bennett, en 2012, en el Gran Rex. Cantó 25 clásicos esa noche.Tony Bennett, en 2012, en el Gran Rex. Cantó 25 clásicos esa noche.

Como apertura, estuvo su hija Antonia, quien cantó seis temas en menos de veinte minutos. Si bien su carrera tenía incluso menos autonomía que la de Frank Sinatra Jr, fue una performance agradable, particularmente por Sail Away, del británico Noel Coward.

Luego, con Watch What Happens, Tony Bennet inició un set con pocos comentarios entre canciones -lo más revelador estaba en la manera cómplice de cantar ciertas letras como las de One for My Baby, The Best is Yet To Come y I’m Old Fashioned– acompañado por el excelente cuarteto liderado por el pianista Lee Musiker, con el guitarrista Gray Sargent como principal baluarte.

Músicos curtidos -Bennett presentó al baterista Harold Jones como “el favorito de Count Basie”- que supieron dar todos los matices posibles al material.

También hubo un dúo con Antonia (Old Friends), una versión tango de Hollywood de Boulevard of Broken Dreams, su primera grabación para Columbia y, en For Once in My Life de Stevie Wonder, una de las contadas muestras de interés de Bennett por los songwriters de la generación del rock y el soul.

Esa noche mágico no faltó I Left My Heart in San Francisco, pero sí I Wanna Be Around, la única decepción para una memorable, quizá irrepetible, noche con sencillamente uno de los más grandes artistas populares de los últimos cincuenta años.

Tony Bennett, junto a Vicentico, en el show de diciembre de 2012, en el Gran Rex.Tony Bennett, junto a Vicentico, en el show de diciembre de 2012, en el Gran Rex.

Y Bennett tuvo la gentileza de invitar a cantar con él a Vicentico, el líder de los Fabulosos Cadillacs, que había participado en Viva Duets, el álbum que Tony grabó con músicos latinos. Aquí hicieron el mismo tema que en el disco, Cold, Cold Heart.

TONY BENNETT EN ARGENTINA 6/12/2012 (1)

 

La primavera de sus 90 años

Llegaron nuevas melodías, nuevos álbums, los duetos. Y en 2004 hizo su debut como autor con The Art of Romance, un disco que remitía a su grabación The Art of Excellence, de tres décadas antes.

“Hasta ahora no quería grabar mis canciones… Siempre pensaba, si no haces algo muy bien, no lo hagas. Y jamás pude componer como Cole Porter o Jerome Kern, así que decidí quedarme quieto. Pero finalmente Danny me convenció de que venciera mi pudor y grabara mis propios temas”. También se mostró feliz por su acercamiento a las nuevas generaciones: “Así, nuestros hijos y nosotros estamos de acuerdo”.

Marina Zucchi cerraba su entrevista en Clarín con una fiel pintura de Bennett: “Fly me to the Moon suena de fondo. Llévenos a la Luna, Tony. Y lo hace en un instante, sin cantar. Apenas con unas palabras que salen de una vocecita fatigada: ‘Cantar es todo lo que he hecho en mi vida. Y todos los días me siento como que estoy aprendiendo algo. No puedo planificar la vida. La vida me planifica a mí”.

Una estatua de Tony Bennett, en San Francisco. Foto APUna estatua de Tony Bennett, en San Francisco. Foto AP

Adiós, Tony.

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