Científicos de la Universidad de Delaware lograron conectar un dispositivo a un tejido. ¿Cómo lo hicieron?
“Estábamos tratando de interconectar microelectrodos inorgánicos rígidos con el cerebro. Pero los cerebros están hechos de materiales orgánicos, salados y vivos. Entonces, encontramos un ejemplo químicamente estable que se vendió comercialmente como recubrimiento antiestático para pantallas electrónicas”, aseguró David Martin, de la Universidad de Delaware.
Luego, Martin se explayó de cómo el hardware se fusionó con el tejido humano: “Los contraiones les dan la carga que necesitan, de modo que cuando están en funcionamiento, tanto los electrones como los iones se mueven”.
La aparición de este polímero representa un gran avance. El mismo puede ser adaptado dependiendo de la funcionalidad que necesite el cuerpo.
Pese a esto, todavía queda mucho camino por recorrer para poder aplicar estos avances en organismos vivos.